jueves, 5 de junio de 2008

Federico Bulzara, cantor del grupo tropical Reina Traviesa


"Calzo 46 y quiero ser varón....", le dijo Brigitta Bulzara a un juez de menores de la ciudad de Tronco Grosso, Wichita, en el año 1986.

Pero la historia no comenzaba ahí....no señor.

Gracias al defecto congénito que la aquejaba desde que se encontraba en el vientre materno, la partera del Hospital de La Hermandad de los Carmencitas Eunucos gritó "¡¡¡¡Es una niña!!!!", confundiendo el miembro viríl de Brigitta con un cordón umbilical.
Debido a la gravedad del caso, la partera fue confinada al ostracismo absoluto, y a lijarse la lengua con una lapicera Silvapén para no revelar jamás el terrible secreto.

Pero era un secreto a voces....imposible de ocultar. Más si tenemos en cuenta que Brigitta orinaba de parada, un poquito caminando, y otro poquitito a pié.

Con tan sólo 12 añitos, ya la apodaban Don Trabuco en su vecindad natal.
Fue aceptada por la puritana sociedad de la pequeña localidad como una fémina, cuando en realidad se trataba de un aborto de la naturaleza solamente comparable al conductor televisivo Marley.

Brigitta no era una más....no señor.
Sus aptitudes para el balonpié, el remo, el levantamiento de pesas, e incluso su profesión de taxi boy la distinguían del resto de las señoritas del pueblo.

Verla coquetear con los muchachos, conociendo su horrible y enorme secreto, generaba una mezcla de indignación y ganas de vomitar, solamente comparable con el apretarse un huevo con una prensa para doblar sobres (nota de la redacción: si usted es impresionable, no coma huevos).

Asfixiada por la hipocresía de esa sociedad que por un lado la aborrecía, y por otro gozaba de sus servicios como madama a un precio de 5 lecop el lustre, Brigitta dijo basta.

Tomó las pocas pertenencias que tenía: su osito de peluche al que había bautizado "Pete" en honor a la primer palabra que recordaba haber escuchado de los labios del sacerdote que la crió....un muñeco de He Man con el que se frotaba de pibita...un par de minifaldas, los zapatos taco aguja hechos a medida, la caja de condones XXXL que usaba para trabajar (era negra pero limpita), y su disco de Horcas.                
Besó el poster de "El Ancho" Rubén Peuchele que tenía pegado en la pieza de la pensión, y se fué para siempre.

Sus primeros trabajos en la gran ciudad no diferían mucho de los que le generaban el sustento en Tronco Grosso.
Reducida al servilismo, gozaba de buena reputación en el Cabaret "La San Puta", ubicado a metros de la Basílica de la Santa Tomasa del Eucaristo, más conocida como la iglesia de la San Puta, santa patrona de las trabajadoras sexuales.

Convertida al islamismo por un turista cordobés, encuentra en el mundo de la bailanta su verdadera vocación.

Pero Brigitta decide ir un pasó más allá.
No es posible empezar una carrera en el mundo del arte, sin antes estár en paz con su yo interior...ese yo que la hace debatirse entre dos posturas existenciales absolutamente incompatibles: ¿pollera o pantalón? ¿corbata o corpiño? ¿medibacha o boxer?

Encarajinada por la firmeza de su nueva posición ante la vida, decide retornar a Tronco Grosso ataviada acorde a lo que será el primer día del resto de su vida.....

Se presenta en los Tribunales de Menores y exige hablar con un juez.
Ante su negativa a abandonar el lugar, el juez Vilmo Granchiotta accede a entrevistarla.

No era la primera vez que Granchiotta tomaba parte en un caso semejante: en su historial figuraban casos famosos, como el del hombre que se sentía perro, o el del enano Globetrotter.

Glande fué su solplesa (diría un chino) cuando reconoció en Brigitta el rostro de aquella muchacho del cual recordó haber sido un habitual consumidor de sus servicios en cuantiosas oportunidades, años atrás cuando todavía no era juez, y ni siquiera monaguillo subrogante en la Capilla de la Santa Ubre Colmada del Amor Universal Fraterno, Límpido e Insípido de los Sufrientes Comensales a la Mesa del Reino Ecuánime.

Algo dentro de él dijo que esa muchacho, ese ser inmundo merecía una segunda oportunidad, esta vez como varón.

"Calzo 46 y quiero ser varón....", le dijo Brigitta Bulzara...
A lo que él respondió, compungido hasta las lágrimas: "Arrodíllate y comienza".
Grande fué la alegría de Brigitta después de terminar el trabajo con esmero, al saber que ya nada sería igual.
"Quiero llamarme Federico.....por Federico Luppi, vistes?" le dijo al Juez.
"Federico Bulzara tu nuevo nombre será", le dijo Granchiotta (apodado Yoda por sus amigos).

De vuelta en la gran ciudad, le fué fácil a Federico encontrar a un grupo de músicos bailanteros sedientos de fama y popularidad.
Nombró al grupo "Reina Traviesa", en honor a su artista favorito Ricky Martin.


Y esa misma tarde.....esa misma tarde nació una estrella.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo la mande a mi sobrina a que me compre el disco al mediodia que sale de trabajar en la agencia de loteria que tiene con el marido asi que ya tengo el primer disco de Reina Travesti. Es feo el muchacho pero que lindo que canta...

Ronnie Ronston dijo...

Detallo a continuación el comunicado de prensa recibído esta mañana en mis oficinas de Puerto Madero:

"Me parece que se confundió de grupo doña, porque este se llama Reina Traviesa....el otro es una imitación de cuarta categoría...compre 100% original en www.reinatraviesa.com.es

Waldo Bufarri - R.R.P.P de Reina Traviesa"